En pleno corazón de la cuarentena, donde el distanciamiento social es la norma, no hay mejor forma de demostrar la unión y el amor entre las personas que a través del sexo y la pasión. En Iquitos, el norte peruano, las familias se divierten juntas en un ambiente de libertad sexual, donde las barreras desaparecen y solo queda el placer y la unión entre los seres humanos.
Las imágenes que nos llegan de esas hogares no dejan indiferente a nadie, es un reflejo de la lujuria y la sensualidad que late en cada corazón. Dos niñas, como las mostradas en la imagen, se divierten jugando entre sí, sin preocuparse por los límites sociales ni por la distancia que separa el sexo y la infancia. Es natural, es sano, es sexo. Y es justo lo que nos hace sentir vivos.
En este momento de crisis, donde el miedo y la incertidumbre nos rodean, no hay mejor forma de combatir el estrés y la ansiedad que a través del sexo. El sexo es libertad, es pasión, es pene, es vagina, es placer, es chimbo. Y cuando se practica con amor y sinceridad, es un ritual divino que nos hace sentir más humanos.
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